viernes, 7 de noviembre de 2008

Debate abierto




Mi querido amigo Enrique Gracia ha realizado un pequeño comentario a este texto. Él, con su agudo ojo poético y crítico –agudo tanto por su sutileza y perspicacia, como por su voz punzante cuando toca--, ha decidido que el texto de más abajo merece ser leído y debatido. Hagámosle caso, pues.

Aquí os dejo el enlace: http://enriquegracia.blogspot.com/2008/11/amigable-debate.html

Enlace a su blog: http://enriquegracia.blogspot.com

Rafael Banegas Cordero

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El Cantar de Mio Cid y la visión contemporánea. Reflexiones acerca de unas palabras de Luis Alberto de Cuenca



ESTATUA EQUESTRE DE RODRIGO DÍAZ DE VIVAR

(Monumental obra esculpida en bronce por Juan Cristóbal, con la colaboración del arquitecto Fernando Chueca Goitia, e inaugurada con gran solemnidad en 1955. Con la espada y la capa al viento, su larga barba, sobre los estribos de una montura briosa, el Cid Campeador ofrece una imagen dinámica y arrogante en dirección al destierro. Fuente: http://www.cervantesvirtual.com/bib_obra/Cid/imagenes.shtml)


Leí unas palabras de Sr. Luis Alberto de Cuenca en Ínsula ( nº 731, noviembre de 2007) en las que afirma a propósito de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid: " Mío Cid es el símbolo de esa españolidad mestiza, adusta, generosa, implacable y oportunista que realizó la gesta conquistadora y colonizadora de América en los Siglos de Oro. Mío Cid es un héroe de un tebeo de los 40. Y entonces, hoy, mañana, Mío Cid era, es, y seguirá siendo el logotipo de lo español: la versión antropomorfa del Toro de Osborne empuñando una espada que apunta a las estrellas". Debo decir que discrepo completamente con las palabras del poeta madrileño pero, más allá de mi adhesión personal o no a esta declaración, tiene algún descuido científico imperdonable. Empecemos.

Él afirma que Mio Cid "era, es, y seguirá siendo el logotipo de lo español: la versión antropomorfa del Toro de Osborne empuñando una espada que apunta a las estrellas". Obviamente, en estas palabras, incurre en una preocupante falta de rigor histórico y en una no menos preocupante visión excesivamente moderna sobre el personaje del Cid. Por un lado, en convertir a Rodrigo Díaz de Vivar en eje principal de la cultura española, o de " lo español" como él lo califica. Cuando el Cid combatía (históricamente primero, metamorfoseado en materia literaria después) por la Península, ni se avistaba siquiera la formación de un Reino llamado España. Los romanos bautizaron con el nombre de Hispania a una parte de Iberia, pero no a toda. Los visigodos, por su parte, unificaron bastante el territorio, pero se siguió llamando por el nombre romano. Durante la Edad Media --y sobre todo, en los años en que se creó el Cantar y se difundió-- en la Península convivían diversos reinos, el de Castilla, la Corona de Aragón, etc. España vendría mucho después. Por tanto, difícilmente el Cid puede ser ejemplo o cabeza visible de algo que no llegó a conocer. Pero tampoco me extraña, parece una tendencia generalizada; también Alemania se apropió del Nibelungenlied o Cantar de los nibelungos, cuando fue un estado creado en la segunda mitad del siglo XIX y el cantar pertenece al siglo XIII.
Por otro lado, no en valorar una figura histórica y literaria --pienso-- sino ensalzar una ideología moderna determinada. El Cantar de Mio Cid les vino como anillo al dedo, por ejemplo, a los dirigentes fascistas para buscar en él rasgos que exaltaran lo que defendían. Y les cayó en buena hora (como nació Rodrigo Díaz de Vivar) que se mentara a San Pedro de Cardeña, hubiera continuas invocaciones al Creador, se apareciera el arcángel San Gabriel y luchara contra los moros ( aunque bien que Franco los usó cuando le convino -- véase Sevilla o Badajoz en 1936--). Algunas generaciones crecieron viendo en el Cantar las ideas franquistas. Identificando al Cid con algo que no era. Es vergonzosa la mirada tan estrecha --sin sentido peyorativo-- y limitada que algunas inclinaciones contemporáneas han ejercido sobre la magnífica composición literaria que suponen las hazañas --más o menos históricas-- del Campeador. Aplicar tópicos nacionales a ella es un grave error y una connotación y distorsión grave de lo que supuso en su contexto la obra.
Admiro profundamente la obra poética de Luis Alberto de Cuenca. Cuando ha venido por Barcelona a dar alguna charla o recital allí he estado. Lo considero excelente como traductor y sé que es una gran persona. Pero creo que con ese escrito resbaló.

(PS: Estas palabras del mismo texto en las que asegura que "Mío Cid es el símbolo de esa españolidad mestiza, adusta, generosa, implacable y oportunista que realizó la gesta conquistadora y colonizadora de América en los Siglos de Oro", merecen un capítulo aparte. Para empezar, no creo que fuera una gesta destruir más de un centenar de lenguas y algunas culturas milenarias. Además, los vikingos ya habían llegado en el S.XII. Pero eso lo dejo para otro artículo)

Rafael Banegas Cordero, 5 de noviembre de 2008